Dicen que lo maravilloso de la
infancia es que todo resulta maravilloso en esta etapa, (frase de Gilbert
Keith). Una etapa que está marcada por el juego, la risa y sonrisa constante,
los apapachos y las travesuras. Una etapa que en definitiva nadie debería
olvidar y nadie debería dejar de lado al crecer.
La infancia es aquella etapa de
desarrollo que comprende entre el nacimiento y la adolescencia (o pubertad) y
que está marcada por hitos muy importantes en el crecimiento físico, emocional
y social del niño.
Vemos cómo su cuerpo crece a
diario y se desarrolla su esqueleto y musculatura (por ello, resulta de gran
importancia ofrecerle una alimentación con los nutrientes necesarios para un
crecimiento óptimo). Esta alimentación también ayuda al desarrollo cerebral del
niño, pues en esta etapa se crean las conexiones neuronales, y entre los 3 y 5
años, se alcanza el máximo de conexiones
y redes tejidas que permitirán la comprensión del mundo. Es por ello que cada
momento cuenta, y las primeras experiencias y la estimulación temprana resultan
cruciales en la vida.
El niño necesita de un ambiente
inspirador y enriquecedor, un espacio donde lo amen, lo atiendan, lo escuchen,
y reaccionen ante sus acciones; pero a la vez, un espacio que no lo sobreproteja,
pues también necesita que confíen en él y en sus propias capacidades, que lo
animen a asumir riesgos y tomar decisiones. Un ambiente emocionalmente estable
y socialmente estimulante serán las claves de su desarrollo psicosocial, el
cual le permitirá desenvolverse con seguridad y firmeza en el mundo, con certeza
de quién es y de dónde viene; es decir con una identidad afianzada.
No olvidemos que esta etapa está
fuertemente marcada por el juego, pues es la actividad innata al ser humano (y
recordemos que no es exclusiva de los niños). Animémoslos a jugar, pero a jugar
de verdad: creando, inventando, equivocándose y volviendo a intentar,
conversando con los hermanos, primos o amiguitos del parque, discutiendo
también, cayéndose, raspándose las rodillas y parándose nuevamente. La vida
está llena de heridas en la vida, no se asusten por el empujón que le dio el
niño del nido o por la mala caída al final de la resbaladera del parque, solo
estemos atentos para asegurarnos de que “se paren nuevamente y sigan jugando”.
Nuestra presencia y apoyo les da seguridad, y hace que ellos busquen sus
propias capacidades para enfrentar cualquier situación que les parezca nueva.
Sin dudas la infancia es una
etapa maravillosa, afianza las bases del futuro y hace adultos felices; permite
cultivar hábitos, intereses y gustos que permanecerán a lo largo del tiempo. Y
hablando del tiempo… no olvidemos que pasa rápido, y que cada momento es de
oro, es único e irrepetible, pues no volverá; así que aprovechemos esta etapa
al máximo, disfrutando, aprendiendo y creciendo con ella.
Comparto un video personal de una infancia hermosa que mi hermano y yo tuvimos gracias a nuestros padres, abuelos y tía-madrina.
“Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”- Karl A. Menninger
Completamente de acuerdo contigo, la forma como será una persona de adulto tiene sus cimientos en su infancia.
ResponderEliminarHay que dejar en los niños buenos recuerdos para cuando sean grandes.
ResponderEliminarQue poderosa época de la vida que marca tanto al ser humano ojala lo entendieran todos. Las políticas no hacen nada para ayudar en este sentido y despues nos lamentamos de la sociedad que tenemos.
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